El Poeta

Cuando soplan los extraños vientos, los vientos
Que sacuden las arboledas y los viejos campanarios,
Yo bajo hasta las playas septembreantes
Y ruego a las olas que sacudan mi alma.
La luz se acompaña de los cuerpos eternados
Con su arcilla caliente, con sus raicillas de sangre,
Con cien toros de sangre, y sal y silencios y palabras...
Las muchachas que cantan sobre sus toallas, húmedas
De mar y de deseo, recuerdan a Eros y a la vez a Thanatos;
Qué sutil encrucijada entre los vientos y la carne.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 15 de septiembre de 2012

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