El Poeta
EL CONTADOR DE ESTRELLAS El cielo es una cicatriz poblada de estrellas/ De sangre, que en la noche espían su culpa/ De helados racimos de luz sobre la tierra./ Un hombre se adentra en esa cicatriz/ Con su telescopio y cuenta los puntos/ Rojos de uno en uno, de cinco en cinco/ Hasta detenerse; impaciente sin embargo/ No se ha hecho cargo de ciertas imposibilidades,/ Y se han perdido sus ojos en un firmamento/ Azaroso y desmedido. Parece un naufragio/ Cuando ya el hombre se ha quedado dormido/ Mientras el telescopio hace alarde de memoria/ Hasta quebrarse. Como medida de todas las cosas,/ Todo es finito para el hombre, y en esa finitud/ Vive y muere, se aparea, hace el idiota e incluso/ Tiene ideas brillantes de tarde en tarde./ De las horas felices, quién sabe salvo los muertos recordando./ Francisco Aranda Cadenas Málaga, 26 de noviembre de 2011
Tañen mis manos tu cuerpo; es extraña/ Tu piel pero la amo. Acuosa, la tarde,/ Se me antoja un desvarío destinado/ A repetirse. Y es hermoso el haberte/ Acariciado esta vez primera. Mis manos/ Ahí, donde tu cuerpo -cristal fino-,/ Donde los senos ardorosos y el pubis/ Como una guirnalda afanosa, como una abeja/ Destilando miel, delicado, oscuramente angelical,/ Enfrentado así contra la muerte poderosa./ Francisco Aranda Cadenas Málaga, 25 de noviembre de 2011
Yo he visto los ojos del carnicero/ Sobre una pieza de buey. Sus ojos/ Hundidos hasta el cogote y la mudez/ De su boca. Sobre una pieza de buey/ Deshuesada y sangrante frente a una joven/ Virgen, que lee textos sagrados algo dudosos/ Y terribles. Los he visto, yo los he visto/ Y no en las carnicerías, ni en los barrios/ De la ciudad; estaba junto a una estatua fría/ A pesar de la sangre, a pesar de su mirada./ Me moriré siete veces, pero a la octava será el fin./ Francisco Aranda Cadenas Málaga, 25 de noviembre de 2011
CUERPO IRREDENTO Afírmate, cuerpo, afírmate/ Irredento, no te aferres/ Al triste recuerdo de la carne,/ Sino a la urdimbre del placer y del deseo./ Francisco Aranda Cadenas Málaga, noviembre 2011
OTOÑO MALAGUEÑO El viento hace temblar mi alma,/ Y sin embargo en calma habita la hojarasca./ Guárdate bien de los otoños,/ Si algún amor quebró tu corazón/ En otro tiempo incendiado por brasas./ Sé que fueron cálidos otros otoños,/ Al igual los días de colegio, los días/ En que tomaba tu mano,/ Y las despedidas eran dulces, como dulce/ Era el reencuentro... No tema pues a los otoños,/ Aunque el viento haga temblar mi alma/ Y sin embargo la hojarasca en calma habite,/ Porque cualquier estación es propicia al desengaño. Francisco Aranda Cadenas Málaga, noviembre de 2011
CUERPO DEL AMOR Poco sé acerca de las palabras, pero parece que ellas si supieran de mí./ Cuerpo del amor, fragmentos de significantes inacabables, todos/ Precediendo el umbral de la carne. ¿Qué son los cuerpos/ Habitados o deshabitados? Una llamarada en la piel si es que se trata de amantes,/ Un discurso de arcilla deseante, un reloj sin posibilidad de detenerse.../ Palabras de amor hasta en las vísceras, hasta en los huesos; eso somos,/ Casi un secreto incofesable. Francisco Aranda Cadenas Málaga, a 9 de noviembre de 2011
CAMINO EN LA NOCHE Camino en la noche en busca de las aceras que me llevan a tu nombre./ Tu semblante es azul, lo he visto en una rada./ Cada vez que el sueño tiembla - tembladeral del viento en la hojarasca-,/ Me dices que es otoño, pero a mí poco me importan las estaciones;/ Yo prefiero tu sed, la sed de tu garganta, el diente de león/ Que asoma en la avenida, tu voz adentro de ti misma, tu voz/ Balconeando vida. Qué importan pues los meses de este año si tú no te asomas/ A mi frente, a mi pecho y a mi herida, al vaivén de mi suerte/ A contraluz, y haces que te vas y luego vuelves, y muerdes las manzanas y te olvidas/ De ya no ser tan inocente... Quiéreme entonces, después, despacio, en un abril enamorado./ Francisco Aranda Cadenas Málaga, noviembre de 2011