EL CONTADOR DE ESTRELLAS
El cielo es una cicatriz poblada de estrellas/
De sangre, que en la noche espían su culpa/
De helados racimos de luz sobre la tierra./
Un hombre se adentra en esa cicatriz/
Con su telescopio y cuenta los puntos/
Rojos de uno en uno, de cinco en cinco/
Hasta detenerse; impaciente sin embargo/
No se ha hecho cargo de ciertas imposibilidades,/
Y se han perdido sus ojos en un firmamento/
Azaroso y desmedido. Parece un naufragio/
Cuando ya el hombre se ha quedado dormido/
Mientras el telescopio hace alarde de memoria/
Hasta quebrarse. Como medida de todas las cosas,/
Todo es finito para el hombre, y en esa finitud/
Vive y muere, se aparea, hace el idiota e incluso/
Tiene ideas brillantes de tarde en tarde./
De las horas felices, quién sabe salvo los muertos recordando./
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, 26 de noviembre de 2011
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