El Poeta
No sólo el canto asume el dolor, también la dicha
Aunque las sombras están ahí como un recordatorio
Del silencio. Pero el canto es la voz, la palabra, la espiral
Del verbo aquí en el pecho, en el corazón, en la piel.
La piedra es dura. No hay poesía mineral, sólo coágulos
De sangre en la talladura. Pero en tus manos, en las manos
Del ser que habla existe la posibilidad de la poética, esa poesía
Que sabe del paso del tiempo, de la muerte, qué es vida sin embargo.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 30 de octubre de 2012
ESCENARIO COTIDIANO

Corren tiempos oscuros, qué decirte.
Eres tú quien me dices sin embargo,
Que en las casas huele a quemado,
Que en las calles hay gente en protesta,
Que el parlamento es una cueva de ladrones.
Parecería inverosímil a no ser porque
No eres sólo tú quien me lo dices, ellos también
Lo dicen, y yo lo padezco y me doy cuenta.
No bastarán cien sonetos quevedianos,
Ni la ira de un pueblo en movimiento,
Ni la luz entrando a saco por las ventanas.
Cuál será entonces, me pregunto, el discurso
Necesario en estos tiempos oscuros, el gesto necesario.
Por no hacer un panfleto, es que dejo aquí el poema,
Y salgo a la calle a encontrarme contigo, a buscar una respuesta,
Y más que una respuesta un gesto que al menos nos salve,
Entretanto la falta de vergüenza no es otra cosa que el escenario cotidiano.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 30 de octubre de 2012
La esfera musical del día, como un Pitágoras caminando
Por las calles, triángulos y números, el libro que tú lees.
Necesito tomar algunas notas acerca de tus cabellos
Y de tus ojos, necesito más bien no escribir ya más
Sobre tu cuerpo y tus vestidos; ya sabes.
Me siento a esperar, en el jardín botánico, a que pases
Tan cercana que pueda llamarte. Mar que besas la orilla,
Bien sabes cómo tu brisa engendra los naranjos del parque.
Ciudad de Málaga, alegre y triste ciudad como mi mirada,
Como mis manos que tantean tu aire hoy musical;
Digamos un Pitágoras caminando por tus calles,
La palabra fecundada por la lluvia.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 25 de octubre de 2012
No me salvo de existir, es imposible; existo y soy:
Una canción de mí, un poema de mí, un hombre
Al fin y al cabo que os saluda, una sombra
Que os confunde, una luz de mi vereda por si te acercas
A donde estoy, y por donde camino a veces junto a ti.
Tampoco me salvo de no existir, es imposible... ¿Cuándo
Llegará ese día que ya fue antes de pasearme por el mundo?
Si te doy la espalda sigues estando cerca;
Si te miro de frente sigues estando cerca;
Si te mueres, muero contigo; si te vives
                                                                            Es que yo también vivo.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 25 de octubre de 2012
Dedos del aire, ojos del aire, bastión del aire,
Aquí está la sed de mi corazón como una perla
Aún oculta en el fondo de la sangre. Duende
Del sueño, clarividencia del clavel, luna de luz
Cernida, ya sentís mi latido como una presencia
Que, transparente, clausura las sombras.
Aire, aire, aire de sauces mecidos sin llanto
Junto a los ventanales abiertos del río,
Donde puede verse el baile nupcial de los peces
Mientras, desnuda, una muchacha baila
Conjugando verbos en la noche que dice:
Nadie podrá saber qué encierran mis vestidos,
Ni los encajes que poseo, ni la muerte
                                              Que de la cintura me toma.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 24 de octubre de 2012
Un poeta se asoma al mundo a través de una ventana.
Sabe de su exilio y sale entonces a la calle, parece
Que los edificios le recuerdan a su país,
Que las aceras le recuerdan a su país,
Pero no las gentes que se suman a la vida con desapego.
Abre sus brazos, cae la lluvia, alza la vista al cielo, ¿dónde
Me hallo? Se pregunta el poeta. País de nunca, provinciano,
Que no amó, país que despidió desde las sombras. Ahora,
Más allá del verso, del poema, se encuentra en otro paisaje
Que lo habita con palabras menos gastadas por el uso.
Tal vez llegue a estar contento en su exilio, no feliz
Porque la felicidad es algo muy lejano, pero en las interrogaciones
Que plantea existe vocación de vivo mientras se asoma al mundo
                                                                                   Desde otros lugares.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 24 de octubre de 2012
Me hablaste de poesía y de ensayo, no supe responder o decirte,
Yo andaba más bien pensando en la calle y en otras delicias.
Acababa de morirme tres veces, las mismas que resucité
Y quería andar bajo el sol con la mente vacía y el corazón calmo.
Eres hermosa, me dije, tu palabra sabe a canto, me repetía,
Y en silencio te pensé mientras te escribía unas letras.
Tengo cierto cansancio, hay en mí tal vez una despedida;
Ocurre que no sé de qué y eso me fastidia un tanto.
Pero cada despedida es un encuentro, cada naufrágio es una isla,
Y me hallé de pronto frente a tu semblante, no sé cómo,
Pero allí estabas, hablando de la naturaleza y sus principios matemáticos;
Nuevamente pensé en la calle y otras delicias, pero amé tu cuerpo,
Lo amé con precisión de relojero, resucité entonces cuatro veces,
Alargué mi mano y acaricié el aire, el mismo aire que acariciaba mi costado.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 22 de octubre de 2012


Me pregunto por el día de hoy que se ha ido,
Por todos aquellos a quienes saludé,
Por todos aquellos con quienes conversé...
Paisajes que habité, me pregunto si he comprendido
Algo tan sólo parecido a un gesto de amor, algo
Que se recuerda en las madrugadas a duermevela,
Casi como en un sueño, y soñar entonces,
Soñar con lo vivido, lo vivido soñado transparente
Sobre los raíles del tren que va destino al vientre, al pecho,
Y caer en la cuenta de que el sol calienta los cuerpos
Aun en octubre, cuerpos del amor cercano a un fondo
Donde las sombras y las luces se arraciman, para que quizá
Algo de lo más amado se cumpla, se haga presencia.

 Francisco Aranda Cadenas
Esta soledad tan demacrada, soledad tan puntual, tan de sí misma,
Esta soledad tan tuya, tan de los dos, tan inoportuna,
Esta soledad de nadie y tan de todos, tan perenne soledad y tan caduca,
Esta soledad que nos mueve a buscarnos en el carnal árbol de la intriga,
Esta soledad austera y caprichosa, singular, mortal, tan decaída,
Esta soledad que nos desnuda, nos acuesta, nos refugia
En este cuerpo de dos que se hace presente y se hace dicha.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 15 de octubre de 2012

Y qué fue de aquel primer deslumbramiento de la carne,
De la palabra que sentó plaza en la piel, de todo aquello
Que más tarde hablaría de mí  y de tantas otras cosas
Que se confundirían a veces en un largo beso.
Cómo encontrar en los restos de un pequeño naufragio,
De una muerte en suma, la rosa de los vientos que fuera
Mi paisaje, la asunción de mis pasos, mi norte y mi des-norte.
Y cuál sería mi sorpresa al darme cuenta de que en las madrugadas
Se hacían presentes oscuras voces primeras de luz que me asaltaban,
Cuando aún el hilo naranja del amanecer era tan sólo un pájaro
Que retornaba de muy lejos para luego hacerse día y sombra.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 13 de octubre de 2012
Aquel cuadro de la exposición posó en ti su mirada;
Luego me explicaste la disposición de los objetos
Y yo te pregunté por la figura humana que no existía
En ese lienzo. Pasamos a otro y otro cuadro hasta dar
Con una mujer desnuda sobre fondo blanco y azul,
Y grandes ojos negros en disposición suavemente irregular.
Tú tampoco te salvaste de existir como esa mujer desnuda
Allí, bajo una luz que se iría apagando de a poco en la noche
Que durmieron las telas. Pero ya ves, algunas obras
Tenían más de cien o doscientos años, nosotros tan fugaces
Hemos depositado la mirada en algo que tampoco será la eternidad.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 11 de octubre de 2012
Si pierdo aquí la voz, aquí donde la voz hace falta
Porque hay nieve y vendaval, si pierdo aquí la voz,
¿Cómo después, de tanto, entregar el poema
A vuestras manos? No queda más lucidez ya
Que la palabra, pero si pierdo aquí la voz,
Si la pierdo en este instante, lugar de donde vinieron
El dolor y la alegría, entonces, verdaderamente entonces
Podréis decir que me he muerto, que se ahogó en un pozo
Mi júbilo, que el silencio conquistó los albergues de la luz
Y que la noche, la terrible noche sin sílabas, saeteó mi garganta.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 10 de octubre de 2012
Entrar a cuerpo abierto en tu noche; saber si verdaderamente el mundo
Ha pactado de forma clara con las sombras; comprender la latitud y la longitud
Del deseo; mostrar el canal de la sangre vertida en tiempos de guerra
Y no demorar demasiado en construir diques contra la muerte...
¿Y cómo redescubrir, reinventar, Francisco Aranda? La soledad se llena
De persianas y cortinas, a cuchilladas aparto la niebla que se acomoda
En la habitación. Busco la luz, la luz de tu noche, semioscuridad de muslos
Y de brazos. En tiempos de guerra está cansada la piel, los cuerpos opacos
Cubren el asfalto y las aceras. Qué es del deseo entonces, nada más
La pasión poderosa de estar vivo. No se sabe si realmente pactamos bien
Con las sombras, siquiera si las consideramos como a un pájaro errante.

Entrar a cuerpo abierto en tu noche, morder las cuartillas con dientes
Ardidos y no permitir que la caligrafía sea lo mismo que mis manos.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 8 de octubre de 2012


Me quedo aquí con mi sentir sencillo, a la espera de tu regreso simple.
He desnudado a la palabra por ver su secreto, palabra de ti
Que asoma a mi pecho como el mar asoma a mi frente.
A conciencia me he perdido en la ciudad, en esta paramera
De cemento y flores... Quién lo diría, en los suburbios de mi corazón
Cantan los peces y saludan vagamente viejas llamas extintas.
A favor de la noche abandono mis teorías, me cobijo en un bar,
Y comprendo mi sentir sencillo, mi dolor anudado a un recuerdo, mi realidad
Que pasa por el lado de 'dios' y no saluda, y se azula mi mirada
Porque la luz, fulgor de la luz, me recuerda tu regreso simple.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 8 de octubre de 2012
Y cómo saber que los años , a veces tan traviesos, pasaron
De largo como una bocanada de aire, como un sin más,
Quién lo diría ya puestos a decir. Y cómo saber
Si es bien difícil saber algo que no sea hoy es de día.
Mientras tiemblo como cuerpo deseante, mientras me hago
Esta pregunta casi infantil, mientras la palabra, el cielo, el árbol,
Decoran mi paisaje. Y ahora que otoñan los ramajes, y que de vuelta
A lo sin nombre, a lo de perdido al río, a la teoría de conjuntos,
Ahora, ahora aquí sin equipaje para partir aferrado a nadie.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 6 de 0ctubre de 2012

Cercano al recuerdo más cercano,
Junto al día que el sol inflama,
Junto a la fermentación del júbilo,
Junto al mar que escancia cierta razón
Mía de ser, y así, cercano, y valer la pena
Dentro de todo esto que llamamos vida.
Y serme en tu recuerdo, y no serme
En tu despedida. Vivir así de lleno
En las estancias menos turbias, de más luz
Si cabe, aunque las sombras están ahí
De forma ineludible como la primera
Palabra que dijimos y la última que diremos.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 4 de octubre de 2012
Escribió un testamento dulce para una dulce muerte.
Sobre su cama miraba al techo, y veía sombras
De animales y algún revólver y algún país.
No se sabía de qué habría de fallecer aquel hombre,
Pero en su rostro estaba escrito un verso de los posos del café,
Una rúbrica del viento, un mediodía enjaulado, una torre
De marfil quebrada, una pregunta incontestable.
No había ni ira ni rabia en sus ojos, él se preparó
Para una muerte dulce. En sus bolsillos tenía
Varias caracolas marinas, una estilográfica, un pequeño diario
Para un insomne peculiar, atento siempre a las voces de la noche.
Fueron cayendo sus párpados de a poco; nadie en la habitación,
Sólo él con una  torrentera de delirios sumados a una luna de perfil
Sin luz. Y como si su alma finalmente no quisiera marcharse,
Lanzó un grito al aire, un dulce grito, de espanto y frío.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 3 de octubre de 2012