No sólo el canto asume el dolor, también la dicha
Aunque las sombras están ahí como un recordatorio
Del silencio. Pero el canto es la voz, la palabra, la espiral
Del verbo aquí en el pecho, en el corazón, en la piel.
La piedra es dura. No hay poesía mineral, sólo coágulos
De sangre en la talladura. Pero en tus manos, en las manos
Del ser que habla existe la posibilidad de la poética, esa poesía
Que sabe del paso del tiempo, de la muerte, qué es vida sin embargo.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 30 de octubre de 2012
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