El Poeta
Es este inútil ejercicio de retar al tiempo
Una trampa, una sutileza equívoca.
Léeme algún poema de Gioconda Belli
Como colofón del día... Fugaz, la vida,
El sueño, todo, tienen su reflejo en el golpe
Seco del yunque del sol y de la luna.
Amo tu olor y lo guardo en un secreto cofrecito
De esencias, tú amas mi semilla y la guardas
También en un secreto pozo.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 28 de junio de 2011
POÉTICA SOBRE LOS FUTURIBLES IMPROBABLES

Errar, pecar, desobedecer, todo al mismo tiempo,
Sin rebeldía, sin estridencias, en su término justo
La locura de ser y estar; sin banderas, sin proyectos
Estructurados, iguales e inmersos en la diferencia...
Es la nueva poética insertada en el contexto
Del tiempo -palabra en el tiempo de Machado-
Y obra humana al fin sin dioses y sin espantos.
Enormes dueños de la duda en nuestra más íntima
Humanidad. ¿Por qué temer entonces en las mañanas
Oscuras? Amarnos en este desafío provoca guerras
Por las que combatir, escépticos y entrañados
En esa bella aurora imposible de hacerla cautiva.
Las fuentes, la caída desde el vacío sin red,
Todo lo amado más allá de los espejos; sí, mujer,
'Bella Gioconda', ¿qué eres sino un río multiplicado
Por cientos hacia una beldad irónica
y felizmente indecente y cruel?

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 25 de junio de 2011
A menudo cantamos en la tarde, también hemos llorado.
A veces nos dedicamos a cosas de poca importancia,
Nosotros, huérfanos de tanto, exiliados de hace tiempo,
A veces nos dedicamos a cosas importantes.
Las flores que siempre demoraron jamás cortamos,
Y fueron la delicia de algunas horas simples.
Con cierta sana indolencia nos sentamos a la mesa
Los días sábado, y jugamos entonces a extender
La mano generosa que entrega el dulce fruto.
Hace ya tiempo que hemos olvidado los días
De la vendimia y de la siega, que hemos
Levado anclas al amanecer y en la noche;
Hace ya tiempo que hemos olvidado...
Pero el nombre de los años sigue presente
En la memoria, y son fugaces como estrellas
Que llamean en el cielo nocturno. Tengo miedo
A no saber de ti bajo el sol del estío,a quedarme
Solo en la estridencia de la luz que se expande
Como las bandadas de pájaros que emigran.
A ambos, que tanto amamos el participio
De presente, nos tomó por sorpresa el subjuntivo
Rabioso y pudo haber sido todo un simulacro
Mientras el verbo amar se conjugaba amando.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 24 de junio de 2011
Es verdad, una simple anécdota aporta luz
Y nos complace el haberla vivido.
De regreso del mercado -pan, vino, viandas-,
La casa se esclarece. Mira, la hierbabuena
Ha crecido, la ciudad ha crecido en misterio.
Todavía escuchamos a Paco Ibáñez a la hora
Del café. Este calor de junio nos trae recuerdos
Infantiles, la alegría de un sueño por cumplir.
Quiero ser tú no más de un segundo y contemplar
El cielo; es como si tus ojos tuvieran entendederas.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 21 de junio de 2011
Hemos envejecido con el correr de los años.
Comemos frutillas en las noches de junio
Mientras la palabra emerge desde dentro
Hasta el paladar; la madrugada tiene su ciencia
Y una emoción desdoblada en las manos.
Hemos envejecido y aún conservamos
La frescura de las cerezas recién cosechadas.
Con la oscuridad nombramos las palabras
Axioma, exilio, mar, paradoja, poeta...
Tú anidas tu propio fantasma igual que yo
En el silencio puro de las horas ya casi matinales.
Y sin embargo, una música pitagórica alienta el espíritu:
Son las estrellas tililantes, los planetas sumisos a su órbita,
Son las calles vacías con las sombras del día anterior
Aún deambulantes junto al trasiego de los pájaros insomnes.
¿Qué esperamos encontrar en el fulgor que nos asalta?
Como los lirios del campo la madrugada es hermosa
Sin propósito de enmienda, porque la belleza es un arma
Contra la falsa inocencia de los hombres, el mal
De los trigales y de los viñedos, la pobre rutina rutinaria,
Las tristezas de Rocío y de Manuela, los garabatos desnutridos
Por el hambre, y queda el sabor de la arcilla, eso nos queda.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 21 de junio de 2011
Y fuera que mis brazos abrazaran la delicada sencillez de entonces,
El austero ritmo de aquellas horas que nos hablaban del amor y del odio.
Y fuera en este instante que mis manos anidaran junto a las palomas
En los balcones del ensueño, y descubriera la vértebra madura en los espejos.
Me acercara a las orillas de la luz de una mar que se esconde para después
Amarnos, milenaria y febril, bullendo en los acantilados , albergue de gaviotas
Y de días por venir, sigilosos, como a veces de improviso, abandonados
A su sed y su memoria de estíos irreales al igual sobre el asfalto la calima.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, 20 de junio de 2011
Y qué importa si queda el tiempo detenido,
Si la luz más blanca perece, y el olvido
Teje telas de araña en los rincones oscuros.
Qué puede importar si todo eso está previsto,
Si la noche espesa es una niebla encendida de dolor
Y a cinco metros de mí saltan las sombras
En peregrinación hacia la nada, y aparecen
Los años de la guerra con sus turbias manzanas.
Y a qué llorar o perturbarse si todo está previsto
Con lenguaje conciso y tajante en las líneas
De la vida y del amor. Oh luz, no te tardes
Antes de que regresen los eneros y los niños
De la noche recuerden el peor de los inviernos.
Ha sido dura la esperanza, la ilusión un remordimiento,
Pero a qué sufrir si todo eso está previsto
Desde el recóndito principio de los tiempos.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, junio de 2011

CLAROSCUROS

Como ventanas al interior de la niebla, mis ojos
Se asoman a mi entraña cruda; digamos
Un día como hoy a las 21:44... No hay un solo
Punto de luz, tan sólo la boca abierta de un lobo;
Es mi sombra alargada como un río carmesí.
Quisiera estar en tu recuerdo, algo así como si fuese
Un mediodía de junio, y que al verte iluminaras
Mi mirada, despuntara mi otro yo menos obsceno,
Menos cruento, menos oscuro. Fieras son
Las noches que asoman por mi pecho, y pareciera
Que otra muerte, cualquier muerte desnuda
Me habitara a fuego lento. Yo sé, no obstante,
Existe una rivera de simiente fértil y límpida claridad,
Un espacio de al menos claroscuros donde entrar
A cuerpo entero: puertas hacia fuera en tropel.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, junio de 2011
Levadura de luz aquí en tu pecho,
Qué cercana la sencillez de entonces.
A pesar de Parménides, nosotros
Desembocamos en el delta que fue fruto
De mil ríos. Cómo no experimentar
El primer beso como aquellos
Colegiales tímidos en el patio del recreo.
Créeme que no voy a llorarte, para qué
Escribir el llanto. Aún te seguiré esperando
En las estaciones de tren; nuestra será
La mar con tu regreso. Así la paz despliega
Sus olas temerarias sobre el alféizar de los cuerpos.

Qué feliz la ligazón de tus palabras al recuerdo,
Más feliz contemplo la razón cercana de saberte,
Más feliz el naranja del sol sobre tu pelo.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, junio de 2011
Te he buscado en los labios de la noche.
Me hablas de Heráclito y de su río
-Panta rei- con voz acuosa. A duermevela
Yo te sueño y dibujo mariposas en el cristal
Con vaho. Cómo sabré decirte ésta es tu casa,
Aquí germinan los geranios... Leemos a Freud
A altas horas de la madrugada, y conjugamos
La pasión por la poesía y el psicoanálisis.
Beso la claridad del día porque tu rostro es diáfano
(Qué otra cosa podría hacer, al menos sirva una metáfora),
Tan lejano como un tren que no regresa nunca.
Saberte me causa dolor a veces; quisiera
Arracimarme a tu cuerpo, a tus entrañas.
No me basta una excusa de palabras para verte,
Ni la sed de ti, ni la flor que corto a hurtadillas.
'Al pan pan y al vino vino', he de encontrarte
De entre todas porque mi voz te busca
En las ilustraciones que recrea la tarde,
Entre las gentes que atraviesan la ciudad
De parte a parte, en las páginas de un libro
Y en las conversaciones de los prójimos.
Me he poblado de ti, ya surcas mi sangre,
He tomado buena nota.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, junio de 2011
Quise partir.
La casa, lejana y cálida,
Me poblaba el sueño.
Quise quedarme.
Quise asaltar
El agrio pabellón
De la muerte
Amarrado a tu cintura.
No sé hoy dónde mi verbo,
Ni dónde el rosedal...
Me has llamado para vernos
Y te estoy agradecido,
Y digo tu nombre
Aquí en la tarde, abrupta
A veces como la arcilla
Más temprana del mundo.
Quise partir.
Quise quedarme.
Y sin cesar partía
Adonde cada cosa
Fuera nombrable.
Oh nombre inexacto
De las cosas, inefable
Ambición por el tacto.
Se sorprenden mis sentidos
Y mi razón,
Por eso es que yo
Quise quedarme,
Quise irme
De esta extrañeza poderosa.
Me has llamado para vernos
Y te estoy agradecido
Después de tanto exilio
Y tanta muerte huérfana
De signos. No dejes
De nombrarme al menos
Hoy, aquí en la tarde.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 2 de junio de 2011