El Poeta
Queda prendido mi recuerdo de una raicilla tibia,
Donde tan sólo una letra es un manadero de palabras.
Agua de la fuente amarga en que mojé mis pies,
El cielo suspendido del cielo, suspendido del aire
Y en el aire fuego estival sin sombras posibles.
Luz y más luz, luz sobre luz, ponientes y levantes
En las playas insomnes de junio.
Marcho hacia un lugar cercano a a la amplitud
De tu frente, cercano a la sabiduría de tus labios,
Ajeno al despertar de la sangre coagulada, afilada
Y con tres dientes impares junto al viento seco.

Queda prendido mi recuerdo de una raicilla tibia...

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 29 de junio de 2012
Acepto mi cordura, pero también mi locura,
Como quien acepta de igual forma la salud de la enfermedad.
No creo en el reposo, sin embargo reposo en la noche.
A veces me levanto asesinando mi sombra y viviendo mi alma.
Amo a la mujer que me da algo de su cuerpo y de su corazón,
Y entregarme yo igualmente con el mismo misterio simple.

¡Qué delirio no palpitar alguna vez en el delirio!

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en junio de 2012

La chica del puente ha venido hasta a mí
Y me ha robado un beso. En sus ojos
Hay una luna helada y sus manos
Asen su propio corazón que en el pecho
Arde. Me acordaré de ti cuando marche
A mi habitación, porque sé no vendrás:
La esperan las aguas del río.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en junio de 2012

Después de todo la vida no es tan innoble.
Los barcos parten del sur hacia tierras lejanas.
Tú, te reconoces en las arenas de manera sencilla,
Mientras las fuentes callan y mi nombre
Se sucede en los ramajes de los fugaces árboles.
La tierra gira como siempre, alrededor de siempre,
Y los días y las noches se devoran hasta sangrar la luz.
Vamos a descansar juntos esta tarde de sal y marejada,
Vámanos despacio hacia otro norte; he aquí el camino,
El camino que nos lleva hacia la rada que habitan
Los insomnes, su utopía de ser junto a su nada.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en junio de 2012
Quiero nombrarte en esta madrugada insomne,
Pero en el libro de las horas no se halla tu nombre.
Lento reloj que va marcando tu ausencia, apresúrate
Y que sea el alba quien a mí me nombre.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en junio de 2012
Lisboa queda lejos para mí, ¡con lo pequeño que es el mundo!
No sé, pareciera que en el fondo no deseara ir por cierto temor
A la saudade, o por cierto amor a esa palabra que en el fondo
Me asusta. Si voy a Lisboa, será en un tren de palabras
                                                                      A cielo abierto.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en junio de 2012
Después de sí, de no, de nada, de siempre,
La voz aérea y desbordada en los salones.
Alea iacta est sobre los astros insomnes
Y el verbo amar. Corazón de cientos
En la madrugada, dime, hacia dónde caminas.
Las grandes prostitutas de la Historia los poetas,
Cuya sombra no mancillan los otoños heridos.
De sol a sol los campesinos, los poetas de guardia
_Véase Gloria Fuertes-, y la noche, la noche de súbito
Como una ira, una blasfemia... Cuéntame un cuento
No para dormir, sino para encontrar un sentido
Al borde de los amplios precipicios y las radas:
Sueño con navegar los mares en cascarón de nuez.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en junio de 2012
Y fue que la nueva semana
Se incorporó a la vida o viceversa.
Parece que mirar con otros ojos
La realidad es misión del poeta.
Nueva semana, vida, poética:
Tú, descansando bajo un sauce
Que ha dejado de llorar.
Yo muerdo una manzana,
Apesar de la advertencia
De peligro. Es hermoso
Desobedecer y hacerse libre
Cuando la ley
Es insufrible.
Hay que desplegar
El velamen,
Levar anclas,
Y al pairo el timón
De las medias verdades;
Bajar del crucifijo
Al Cristo y dejarlo
Andar las aguas;
Abrir alegremente
La puerta
Que da a lo abisal,
Sin abismos ni condenas.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, junio de 2012
La noche es un esqueje en tu piel cuando la sal te nombra.
Dormitan los caballos en los costados del río.
Tu eres Una luna girándula alrededor de un racimo de uvas rojas.
 Es mi carne un hervidero de hormigas que pasean por tu casa,
Portando nieve deshelada, y amamantan los cuchillos a la niebla
Con su sudor de sangre. Abrázame con un temblor de siembra
Cuando ya, amaneciendo, van los aires enhebrando
Todos los versos que en tu pecho germinan.

Francisco Aranda Cadenas
Málaga, en junio de 2012