El Poeta
Acepto mi cordura, pero también mi locura,
Como quien acepta de igual forma la salud de la enfermedad.
No creo en el reposo, sin embargo reposo en la noche.
A veces me levanto asesinando mi sombra y viviendo mi alma.
Amo a la mujer que me da algo de su cuerpo y de su corazón,
Y entregarme yo igualmente con el mismo misterio simple.

¡Qué delirio no palpitar alguna vez en el delirio!

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, en junio de 2012

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