Después de todo la vida no es tan innoble.
Los barcos parten del sur hacia tierras lejanas.
Tú, te reconoces en las arenas de manera sencilla,
Mientras las fuentes callan y mi nombre
Se sucede en los ramajes de los fugaces árboles.
La tierra gira como siempre, alrededor de siempre,
Y los días y las noches se devoran hasta sangrar la luz.
Vamos a descansar juntos esta tarde de sal y marejada,
Vámanos despacio hacia otro norte; he aquí el camino,
El camino que nos lleva hacia la rada que habitan
Los insomnes, su utopía de ser junto a su nada.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, en junio de 2012
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