El Poeta

a Ricardo Acevedo, con gratitud...

Aprendí cuanto pude de la teoría de conjuntos,
De las sutiles realidades de un grupo coral,
de los transeúntes en los pasos peatonales.
Alcé mi voz en clave de Fa cuando un tranquilo
Pensamiento atravesaba mi garganta. Era hora
De regresar a casa; atrás quedó la academia,
El grupo de teatro, el canto, aquellos
'Early morning writings' que ahora repaso
Para crear mi tercer libro de poemas.
Aprendí cuanto pude, de las conversaciones
En un taxi, de la vendedora de pescado,
De las partidas de ajedrez con mi vecino Paco Soler...
Todo cuanto pude aprendí y aún así soy
Un extraño para mí mismo. Leí libros
Místicos y de psicoanálisis, breves versos
Que contenían el Universo. Observé
Un solo mechón de tus cabellos, una brizna
De hierba en el microscopio, las gotas
De lluvia tras la ventana hasta que
Me arranqué el corazón y lo puse en mi mano,
Pero no le hice preguntas; él latía despacioso
Conjugando verbos... Aprendí cuanto pude de cada eco
De la calle, de esas historias resumidas apoderadas
Por el miedo; hube de tomármelo en serio
Mientras me reía de mí mismo. Aprendí
Cuanto pude de la intensidad de tus besos,
De la elegancia de tus pasos, de los paraguas
Cuando no son necesarios, y qué sé yo
Si no bastase con comprender un solo pétalo de rosa
O sencillamente gozar de su perfume surgido de los dominios
De la música.

Francisco Aranda cadenas

Málaga

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