El Poeta
Por un cendal arropada entre dos sombras
-Espacio ínfimo de luz-, ella teje
Las frutas maduras que toman sus manos
De la luna. Bendita bajo los cerezos
En flor, contempla el río misterioso
Como misteriosos son los versos
Que convergen en la orilla de un poema.
Hacia la mar, por un cendal arropada
Entre dos sombras, ella navega
El río -heraldo de la luz- y se columpia
En el velamen. Entre dos sombras,
Reposa ella sus manos en el agua,
Sus ojos convertidos en un haz
De tiempo sin tiempo, su talle
Encendido por el sol, su cendal
En donde reposan las palabras.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 9 de mayo de 2010

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