No conocían las palabras
Acerca del amor,
Acerca del miedo,
Acerca de la noche y del día.
No tenían nombres
Para la fresca hierba,
Para la lluvia de invierno,
Para el sol del verano.
No sabían llamar
A sus hijos,
A sus mujeres,
A sus hermanos.
No comprendían
Los sueños,
Los caminos,
Los paisajes.
Y Dios era puro silencio,
Y los ángeles eran puro silencio,
Y los hombres eran puro silencio.
Francisco Aranda Cadenas
México
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