La tarde está partida en dos, mitad levante y mitad poniente,
como desafiando a Parménides y ensalzando a Heráclito.
Tú persigues el vuelo rasante de gaviotas, la penúltima ola
que acarició tus pies; eres la tarde, luminosa y abisal,
entre dos columnatas de agua y de fuego.
En los oteros plateados al llegar la noche, adivino
tus pasos, y comprendo que te has ido, para volver
sólo tú sabes.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 15 de julio de 2013
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