Esta madrugada, en el sillón de la biblioteca, comprendo
que hay palabras gastadas con el tiempo, palabras sólo
de ayer; esas palabras no quiero. Y salgo a buscar
a la calle otras palabras, tan vivas como el fuego,
tan raudas como el aire, tan de veras como una tierra
encinta.
Palabras para ti y para mí -más allá de los trenes
que se alejan para siempre-, deseantes, al borde
del delirio, bordadas a mano en los labios que se besan,
erguidas en la luz del canto. Y salgo a buscarlas
a la calle, allí donde vosotros y nosotros tenemos
la primer palabra.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 6 de junio de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario