El Poeta
En calle Larios, donde me dejé el corazón una tarde,
recuerdo los gestos del pasado, la urdimbre
de sombras acariciando las baldosas, el viejo
edificio desde donde me arrojé en sueños.
Era como una antología poética del oleaje
-siluetas blancas y negras-, todo perfumado
de Málaga Virgen y de bronceador para turistas.
Lo que no sé bien es si llegué a amarte verdaderamente,
pero hacía calor hasta en la sangre, y sentí la piel
                                                                                  tan desolada,
                                                                                                         el alma tan desnuda.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 16 de junio de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario