El Poeta
Abro la puerta del bar. Huele a café, a tostadas.
La misma muchacha de siempre en la mesa 12,
que lee el periódico y mira a los demás clientes
de reojo. Los espejos donde se dibujan muslos
de papel y senos de ámbar. Pido mi café, tan sólo
un café con leche y un poco de luz; siempre junto
a la ventana. Se sirven también churros, chocolate,
se dan los buenos días sonriendo. La gente va y viene,
sin prisa; es mañana de sábado. Del techo cuelgan viejas
lámparas -un toque de romanticismo-. Los camareros
van con camiseta blanca y pajarita, los pantalones
son negros. Me tomo mi café y me marcho. Hoy
se presenta inconformista el día; hoy me he quitado
el luto por mis muertos; hoy estoy tan vivo que hablo
en el parque con jóvenes y ancianos, juego con los niños
en el vuelo de columpios, en los toboganes de palabras
con las que hoy construirán su mundo, y yo el mío...

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 14 de junio de 2013

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