El Poeta
A Elizabeth.

Te recuerdo, la febril noche y sus espadas,
labios de luz que se han besado, ojos
que se contemplaron en la desnudez
del mismo centro de la noche. Tomamos
las naranjas, las manzanas que nos brindaron
los árboles, cuando nuestros cuerpos, cansados,
habitaron el Hades, y ya de regreso a la luz,
al aire límpido que nos ofrece la vida, os retamos,
dioses de los sumos sacerdotes -certeza y honor
para ellos-, con tan sólo un arma: el pensar sin miedo,
crear versos por el solo amor a la palabra.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 9 de mayo de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario