ESPERANZA
Me dijo: es una promesa.
Y como ella era cumplidora
De su palabra, y tenía algo más
Qué sílabas y huesitos,
Me besó largamente a la hora
Señalada.
Su cuerpo no esquivó
Un solo abrazo mío,
Sino que me los devolvió
Setenta veces siete.
Como aún creía en la prójima
De ojos expresivos,
En el prójimo de manos
Extendidas, tuvo compasión
De los recuerdos y echó
A andar.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, agosto de 2010
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