El Poeta
EL CAMPESINO Y LA NINFA

Al alborear el día,
Recostado sobre un campo
De magnolias, de tinta
El cielo de las manos,
La luz que besa el cuerpo
Ebrio como en una mar
De trementina, al alborear
El día con la sal aún
De los agostos en la piel,
Se alzan los puentes
Del canal por donde el río
Se remansa, y sus pies
Si rozan la hierba apenas,
Los senos
En la libertad del aire,
Su vientre de mariposas
Poblado como en las primaveras
De más luz, el unicornio
Salvaje que la observa, azul
Como una luna encinta
Por el oleaje, el pecho
Henchido de lirios,
Lisura de su pelo,
Sol de los campesinos
Al alborear el día,
La tierra que abraza
La carne, nutricia tierra
Con peonzas y con niños,
Entretanto se abre una nube
Como una granada madura,
Y caen del cielo abecedarios
Sobre el ala simple de la abeja.

Francisco Aranda Cadenas

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