El Poeta
RETRATO EN SEPIA O RETRATO DE LA CRISIS

(Calle Granada en Málaga)

Al este de la naturaleza muerta de la calle,
El amargo anciano bebía vino rancio
Sobre unos cartones. Su cabeza desnuda
Era su sacrificio para los dioses trunfadores;
Él, que era un perfecto perdedor
Una ocasión, otra ocasión, en cientos de ocasiones.

Frente a la tienda de ultramarinos caían
Después sus ojos sobre la vidriera
Como caen dos losas de papel mecidas por el viento,
Como una mujer que se maquilla en espera de su amante.
Era la figura terrible y tierna de la podredumbre vecina
Y de tantas tristezas conjuradas,
Y de miles de demonios ajenos, y de su propio demonio.
Su perro contemplaba, parsimonioso testigo, con lógica canina
Mientras algunas monedas de falsa caridad rompían en el sombrero.
Pasaban ejecutivos frívolos, distantes,
Los niños con sus piruletas corriendo,
El viejo profesor, la dulce muchachita, el obrero,
Pasaban la buena voluntad y la codicia, las supuestas buenas intenciones,
Pasaban los sueños, los delirios, los fantasmas,
Pasaban la noche y el día, testigos mudos siempre
Ante el bronco gesto herido del anciano. Desahuciado de su casa,
Ocioso a pesar de sí mismo
Guardaba en el bolsillo una caracola, lo recuerdo,
Y se ponía a escuchar el mar y las noticias.
Curioso hombre a fin de cuentas, le pregunté por su suerte;
Con honesta festividad me sonrió y me dijo:
-Yo vivo del desenfado de la muerte a ciertas horas del día.
Me marché no sin cierto aturdimiento a la Plaza de la Merced
Y aquel retrato de ayer y de mañana
No tuvo eco en los telediarios,
Ni en la sección económica de los periódicos,
Ni en las estadísticas sociológicas,
Ni en los valores del mercado
Salvo en los ojos del can que lloraba al anciano.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 9 de diciembre de 2012

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