El Poeta
Dedos del aire, ojos del aire, bastión del aire,
Aquí está la sed de mi corazón como una perla
Aún oculta en el fondo de la sangre. Duende
Del sueño, clarividencia del clavel, luna de luz
Cernida, ya sentís mi latido como una presencia
Que, transparente, clausura las sombras.
Aire, aire, aire de sauces mecidos sin llanto
Junto a los ventanales abiertos del río,
Donde puede verse el baile nupcial de los peces
Mientras, desnuda, una muchacha baila
Conjugando verbos en la noche que dice:
Nadie podrá saber qué encierran mis vestidos,
Ni los encajes que poseo, ni la muerte
                                              Que de la cintura me toma.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 24 de octubre de 2012

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