Es a veces
Que la soledad de un día resbala
En las solapas,
Que el cuerpo de la soledad
Se oculta en los ojales,
En los cuellos
De las camisas,
En los bolsillos
De los pantalones.
Es a veces
Que la soledad de un día se cubre
De gloria, hurta a la memoria
Los festivos,
Se adelanta a la noche
Y en la noche
Es como escarcha,
Como la brea de una barcaza
Sin velamen, al pairo el timón,
En el fondo de las aguas.
Es a veces
Que la soledad de un día triunfa sin batalla,
Que prodiga vientos en la estancia,
Que supura pus
Por los cuatro costados cardinales.
Es a veces
Que la soledad de un día
Es una llamarada.
Soledad de un día a veces trampeando la balanza.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 23 de noviembre de 2010
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