El Poeta
Ven, despacio, contenta, sencilla,
A este lugar sin rabia, claro

Como una luz del alma; iluminado

Así, este breve espacio habítalo

Con tu presencia, con tu desnudez

De sándalo; no hay dioses

Audaces, las constelaciones

No están fijas, la matemática

Aún es inocente. Besa entonces

Con rabia mis labios, dibuja

En mi pecho un lucero, traza

Un abecedario en mi carne.


Arroja mi alma al mar cuando amanezca.


Francisco Aranda Cadenas


Málaga, octubre de 2010

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