El Poeta
Quedó mi amor deshabitado al igual una rosa de pétalos caídos,
¿Por qué frunce el ceño la noche? Cómo decirte que te amo
Sin herirme el pecho, sin ahogarme en mi propia palabra.
La marejada me trae tu perfume, allí es primavera, y un aire cálido
Acompaña a tu voz dulce que reposa en mi almohada.
Nos unieron las canciones más hermosas, el delicado sol
De los amaneceres que principiaban el otoño.
Quién de los dos partió primero; ninguno de los dos partió,
Porque nos queda la palabra que inauguró tu sonrisa y la mía.
Me dejo mecer por el viento de poniente, aquí, sentado en esta orilla
Donde las pulidas piedras me recuerdan a las múltiples lunas
Que coronaron tu cabeza, que peinaron tus cabellos,
Lunas que dulcificaron tu alma,
                                        Ya dulce desde tu amanecer primero.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 20 de octubre de 2010

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