Es como una manía, una obsesión, el ir a buscarte
A esta playa redonda como un mundo, y pedirte
Siquiera unas palabras. Tengo para ti un poema
Siempre, que tú lees con ademán distraído.
Con ademán distraído, pensando en quién sabe
Qué cosas, mirando al horizonte, mientras
Yo mendigo tus palabras; es inútil, es como
Sostener un castillo de arena en la orilla. Tú,
Estás en otro lugar cuando te veo, cuando me marcho
De repente. Las manos tuyas de ayer se han olvidado
De mi piel, y tus ojos no saben ya de mí. Pero te busco,
Y sólo encuentro un fantasma ausente y me pregunto,
Qué hay en tu semblante que me parece tan extraño.
Ligeramente te abraza la brisa y entonces dices
Un verso que aprendiste de niña acerca del mar
Y sus misterios, del verano que se expresa lento
Como una tortuga de fuego, del primer libro que leíste
Y era madrugada, y estabas desnuda sobre una toalla
En la arena, el mar besando tus pies, los peces voladores
Caligrafiando el aire... Vengo a buscarte nuevamente
A ésta tu playa, y estás como dormida, como en un lejano
Sueño. Ocurre hoy que me pides no regrese más, mientras
Contemplo por última vez tu rostro y la belleza de tu cuerpo.
Tan sólo unas últimas palabras salen de mi boca,
Como si acabara de encontrarte:
Ti vedo stanca, hai le borse sotto gli occhi, come ti trovi?
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, en julio de 2012
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