Era como andar entre las multitudes, y sin embargo silencio;
La noche se alargaba temeraria por los orificios nasales
De las estrellas, y la luna, mordida por el sol, caía de plano
En una mar casi adolescente y huérfana. Como andar
Entre las multitudes con el silencio a cuestas, la ciudad
Nos repudiaba por fracasados. Pero nosotros andábamos
Despacio con cierto saber de las incertidumbres, y a buen seguro
No moriríamos con queja. El fracaso es la antesala de cierto triunfo
Tal vez, y caminábamos, y seguíamos caminando con la mirada firme
Desentendiéndonos del azar y las casualidades, ya que no existen.
Y andando entre la multitud cargados de silencio, abrimos una puerta
Donde recomenzar la vida, y abrimos los ojos por donde la luz penetra.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 27 de julio de 2012
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