A Nely Sforza.../
LOS TÍMIDOS/
Ya llegada la hora, los tímidos se sentaron a la mesa/
A conversar suavito, pero a veces la sonrisa/
Les aligeraba el peso. Una infusión y un café, y/
Ella hablaba cálidamente, él empezó a sospechar/
Que quería besar sus pómulos, quizá sus labios.../
Los tímidos a veces se miraban de manera distraída,/
Como quien no quiere la cosa, hasta mirarse fijamente./
A veces ella musitaba una canción o un poema/
Y él lo agradecía en su tímido silencio, pero se aventuró/
A decirle algo así como, qué bien cantas, qué hermosos versos./
Como ella era argentina y le llamaba de (vos)/
Y él, español, la llamaba de (tú),/
Se fueron amasando como pan las risas. Se marcharon/
Los tímidos del café bar pues era la hora del almuerzo/
Y él no pudo invitarla a comer y ella tenía una prisa triste,/
La acompañó a tomar el autobús también triste/
Y entonces él le dijo: te voy a echar de menos, a lo que ella/
Respondió lo mismo, entonces se les iluminó el rostro:/
¡Hasta el viernes, o tal vez hasta mañana!/
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, diciembre de 2011
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