Lluévense las palabras
Sobre la tierra de mi corazón,
Sobre el cuenco de mis manos.
La noche está serena.
En el jarrón hay flores malvas.
Palabras, palabras llovidas
Para ti y para mí,
Para nosotros, detenidos
Un instante bajo esta dicha
Repentina, que inunda
Veredas y campos.
Escucho a Wim Mertens,
Su struggle for pleasure,
Y se acelera la lluvia,
Y hay risas juveniles,
Antorchas, pan y vino,
La correción de unos versos,
Una luna arracimada al verbo
Íntimo, al sustantivo que viene
De otro mundo, de una nube
Que se detuvo a llorar en el cielo,
Donde fueron dos cuerpos,
Un solo gemido.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 1 de marzo de 2011
Me encantó esta poesia, ese 'lluevense', llamativo, elegante. Y ese final..de humeda nostalgia.
ResponderEliminarSaludos.