Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Miguel Hernández
Soy de barro, como el cántaro
Que sirve para el agua y el aceite.
Mi noche y mi día caben en una lágrima,
En una carcajada que devora el tiempo
De la fealdad y de la conjunción de la tristeza.
Mi soledad es un espacio vacío, la compañía
Una heredad más allá de los días domingo.
Como barro que soy, soy mortal, y no habrá
'dios' alguno que soporte mi espíritu,
Esta arcilla ciega cuyo pretérito fue una palabra
De amor, un pasaporte humilde hacia el último
Minuto que condensará mi historia.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, marzo de 2011
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