¿Has llegado a nombrarme hoy para que al menos exista en ti?
No sé si llegué a preguntarte si me amas, si me piensas en las madrugadas;
Casi que me olvido de tu rostro por culpa de la fiebre, y esta tos hará posible que no me reconozcas.
Estoy diciendo que hace tiempo no te veo, y eso no me sienta nada bien.
La verdad, el bien y la belleza nos han dado tregua afortunadamente, aunque yo nunca supe reconocerlas;
Tampoco tú, me dices, que asediaste cualquier fortaleza que no diera al mar.
Me agradaría que pasásemos de la filosofía a algo más cercano al corazón,
Por no decir al cuerpo.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 10 de enero de 2011
El sencillo emerger del instinto en cada palabra, siempre tan elegante...
ResponderEliminarGracias.