Alma de la rusiente ave en el corazón del poeta,
Adéntrate en la noche lunar con una marejada
De versos, haz que los sin memoria despierten,
Que el cielo se hienda y escancie su mosto
Para cada moribundo que aún respira,
Para cada muerto que aún anda. Y entrega
Una vida honorable a los hijos de la luz,
Aquellos que en la luz habitan.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 17 de enero de 2011
Estoy sedienta de poesía, y entro aquí a beber de esta fuente de inspiración, me aprovecho de ti, porque no encuentro nada que me llene ahí fuera, Gracias por darme tu permiso.
ResponderEliminarCuánta fuerza me llega leyendo esta poesía, mucha.
ResponderEliminarGracias,
Yoryi