El Poeta

La muchacha que toma su café

La muchacha que toma su café es un ser especial:
Pequeños gestos cotidianos sin espectador,
Como un hermoso rostro reposando sobre una mano.
Hoy no tengo un solo céntimo;prescindiré de mis cigarros.
Las golondrinas caen en picado como si desearan
Devorar la tierra, tornarse una mar de plumajes.
La muchacha toma el tranvía azul del paseo,
¿Hacia dónde conduce? Yo siempre fui un peatón
Que marcaba palabras en los árboles con mi vieja navaja.
Desde otros ojos, ¿vería igual la vida?
Mi mirada a veces oxida la ciudad,
Mi mirada a veces la acaricia.
Hundo mi ser en el día al igual que en la noche
Y todo es un pulso de arena y agua,
Un agridulce reloj tan sólo para las horas del sueño.
Apoyo la mano sobre una farola y contemplo a los bañistas,
¡Súbitos goces! Al final una muerte.
Curiosamente, para el amor, son más cálidos los otoños,
Es más diáfana la claridad de los labios,
Segramente son más bellos los paseos en tranvía:
Algún día dejaré de ser peatón y pagaré
Trayecto de ida sin retorno.

Francisco Aranda Cadenas
Málaga, 05.05.2008 / 165

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