El Poeta
En la noche hay fisuras, no menos en el día.
Fisuras en el cuerpo y en el alma, que vienen
a ser lo mismo y viceversa. Columna vertebral
quebrada, me sostienen las dos piernas.
No huyo de mí, en mi vacío estaré hilvanando
con las manos. Aquí me encuentro, ciego
de un ojo, manco, huero el corazón, tan sólo cáscara.
Mas estoy vivo, y siento que el deseo comienza a amanecerse.

Si es así, que en el pecho habita un agujero, así he de caminar
alejado de los dioses, incierto en la vereda, asunción de finitud.

Francisco Aranda

Málaga, a 29 de enero de 2015

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