El Poeta
Espuelas de la noche, caballo nocturno, cielo esculpido
Sobre la ciudad dormida. Las fuentes giran alrededor
De la arboleda derramando agua, mientras vierten las estrellas
Su luz como sábana de encaje en las avenidas. Aceras
Que esperan al día, jardines donde los amantes hilvanan
Besos; y hay colibríes libando miel, y transeúntes ebrios
De luna cuando el aire se acomoda con la lluvia.
Hay una calma cubista en los pechos, en los cabellos
De ‘bailaores en la madrugá’. Se nombra la dicha,
Se nombra el espanto... Huele a incienso
Como a jazmín; quizá la primavera se adelante
A modo de espiral con su quitasol y frescor de hierba.
Ahora me quedo aquí, parado ante la puerta de la casa,
Confiando estés ahí con tu desnudez de límpido cielo.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 19 de febrero de 2012

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