Pudiera haber desbaratado las frases óseas de mi discurso,
Pero mis músculos se hubieran reblandecido verbalmente hablando,
La piel de abecedario se hubiera cuarteado y sílabas y consonantes
Hubieran fatalmente caído por las escaleras de mi cuerpo a punto de
nombrase.
Mas todo esto ocurrirá tarde o temprano, una cierta violencia asomará por
mi vientre,
La ciudad escanciada en las cuencas de mis manos no soportará alguna
belleza
Que encierre planetas y música, mis ojos devendrán piedra. Lumbre de
mí
Que se enfriará con un rocío temprano, ilumina mi frente hasta el
final
Y que sea bañado en cántico el último de mis días.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, febrero de 2013