Abrí la puerta de la casa, a mares llovía, copulaban las palabras húmedas,
Y cómo no amarse entretanto estrépito de agua, si palabras y cuerpos,
Así tan sedientos, se buscaban con cierta desesperación de náufragos
A punto de arrivar a tierra firme. Y luego saberse bajo las palmeras silabantes
Y una mano, por supuesto, que empuje río abajo el discurso amatorio, la frescura de un verso
Cuyo fulgor amarra a la carne la vida, a la piel la vida, a los ojos y boca la vida,
Copulando las palabras húmedas, abierta la casa, lloviendo a mares.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 14 de novimbre de 2012
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