El Poeta
En el lugar en que te nombro no existe arquitectura;
un vacío sí, una rueda que gira, el nombre de otras cosas.
Lluévese entonces la noche, lluévese entonces el día
sobre la lengua y la garganta. La piel erizada
es musgo de palabras, equinoccio de palabras,
mientras los albatros residen ciegamente en la tierra
o se apartan lúdicos en el cielo. Lugar donde te nombro,
no eres ya, jamás lo fuiste. No hay salvo una letra olvidada
en la resina de los árboles por donde caminamos juntos.

Francisco Aranda

Málaga, a 2 de marzo de 2015


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