Las manos encontradas jamás auguran
un silencio tan déspota como la muerte.
Las farolas, puente arriba, iluminan
palabras descalzas sobre el asfalto,
palabras recién salidas del mar.
Atraviesa la noche los costados, atraviesa
el verbo los labios húmedos; aquí,
encendidos o apagados, somos atravesados
por la lira antigua que arrebató a las sombras
todos los abecedarios posibles.
Después de ti, tú, nosotros regresando al día.
Francisco Aranda Cadenas
Málaga, a 18 de mayo de 2013
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