El Poeta

Adiós, días estivales

Adiós, roquedal marino. Adiós, madrugadas estivales,
Me marcho hacia los bosques de palabras.
Frutecido de abecedarios el paisaje
Del alma, en la tarde creándose
El poema con tu beso, que delicadamente
Roza la carnación de mis labios.
Como una hoja leve apenas suspendida
En el aire, alimentada por la brisa, así
Tu frente perfumada de nutricios olores.
Adiós,
      Adiós,
            Adiós

A la brevedad de las mareas, de los juncos
Entreverados en la pequeña laguna,
Al rostro preso de la soledad, a la fiebre
De los días; adiós, me marcho hacia los bosques
De palabras, animado de dulzura
Por la vocación amatoria de tus brazos.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 3 de septiembre de 2010

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