¡Qué alegría tenerte de nuevo por aquí,
solaz de mis manos!
Hay quienes dicen que somos
momentáneos dioses; no somos salvo
una simiente en el desierto.
¿Habrá agua entre las dunas?
¿Podremos salvarnos a nosotros mismos?
¿En esta densidad del día
permanecerá el amor
hasta la oscura noche de nuestros ojos?
Francisco Aranda
Málaga, a 2 de abril de 2015
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