El Poeta
El crepúsculo nos saluda, nos dice adiós, nos transporta
A quién sabe qué mundos, qué soliloquios, qué diálogos.
Cae la noche como caen los cometas en esos días
En que llueve la sorpresa de estar vivo, en que la luz
Se prende a las retinas que convocan el sueño
Delirante de la mar en marejada. Nos saluda, nos dice adiós
Con singular voz femenina. Los dioses se han muerto
Afortunadamente: ahora todos defecamos por igual,
Y entonces, felizmente torpes, acabados y rendidos,
Nuestras manos son nuestra humanidad como un liso
Y llano encuentro con el mundo de los vivos...
Amanece, son las horas de babel a veces,
Policromadas, vestidas de óleos, envueltas en papel celofán
Junto a un corolario de niños que reivindican los años bisiestos,
Su dulce afán de estar en pie de guerra, en pie de paz.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, junio de 2010

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