El Poeta
HOY VIERNES

Para buscar el aire prójimo salgo a la luz.
Como la torre de Pisa, así están hoy
Dibujados todos los edificios en mi mente.
Alguna nube cae sobre la calle peatonal,
Alguna herida tiene curación por la palabra.
Las muchachas, con la piel de los domingos,
Pasean los vuelos de sus faldas
Mientras la mar sangra sal por la lengua.
Ex
Tra
Ño
La lira de tu voz, de tus manos el vuelo de palomas,
La noche de los vientos, la alta marea sinfónica.
Como sabiéndote cercana ya a los límites del día,
Prolongo hasta ti mi cauce de sílabas remotas.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, dicembre de 2010
Quiere volver al sueño porque en el sueño vive.
Dionisia García

Pausados,
Los viejos recuerdos
Se acontecen,
Se inauguran de improviso,
Se instalan provisorios
Bajo un cielo que nos amó,
Y nos responden
A una pregunta
No formulada
En las horas en que el sueño
Nos abraza.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, diciembre de 2010
La cafetera silba con la primera luz del día,
El sol, sobre el horizonte apenas, va fruteciendo en el hogar.
Es un tembladeral la carne, el corazón, la idea
Huérfana, donde las puertas se abren
Y un pie sigue a otro pie sobre esta imaginaria paramera.
Y dónde la pasión de estar vivo
Si en este clarear mi saliva es amarga
Como la almendra joven, aún verde su cáscara.
Un par de versos, el café, el cigarrillo, las palomas
Que se posan en el balcón, la mañana entrada ya
En el cielo de la boca, son el jugo que bebo,
Porque me siento un extraño en esta tierra
Con mi militancia de sal y de vino. Ahora,
En este preciso instante te recuerdo,
Me visite así tu nombre
Y el mediodía peine mis cabellos,
Y seas
Tú la amable patria en la que habite.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 23 de diciembre de 2010
Raíz sublevada
De tu nombre,
Sonoro el fruto
Que en tu semblante
Madura.
Dama negra
En los tableros
De ajedrez,
Cabellos negros
Llovidos
Sobre tus hombros.
Qué desconcertadora
Luz
La de tus ojos,
Qué irreverente
La piel furtiva
De tus manos.
Abrazada
Por fonemas
Abandonaste
Tu casa,
Casa azul
Y blanca
Donde no regresar
Ya más.
En su vuelo
Te anuncian
Tus vestidos.
Tú eres
La resurreción
De la carne.
Aquí estás
Con una hermosa
Palabra.
Descansa
En paz.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 22 de diciembre de 2010
ACERCA DE LA POESÍA

Es la visitadora quien pone sus huellas dactilares sobre el papel;
Será que acaso no soy yo quien escribo, son mis manos al dictado
Las que escriben... Por qué, de quién son esas voces plurales,
Obscuras, tiernas, felices, doloridas. Todo cuanto pensé
Acerca de la poesía se ha ido al carajo, quién la piensa
Si apenas una vez sentido su temblor sola se canta, si está ahí
Precediendo mis latidos, el abecedario de mi carne,
Mis sueños desvelados, la tinta furibunda.
Luz más próxima no he visto, luz más veloz que la luz misma.
Si ataran mis manos, mi cuerpo todo, aún así sería escrita
Con la saliva de mi boca, con sangre de mi boca, con bilis por mi boca.
Será que acaso no soy yo quien escribo, es la visitadora, insomne siempre,
La que me arropa o me despierta, la que se filtra en mis sueños, en mi vigilia,
La que se come mi arroz y se bebe mi agua, y me hace hambrear
Su presencia para que yo la pronuncie
Con su ciudad y con su día.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, diciembre de 2010
LOS DÍAS DE MÁS LUZ

Los días de más luz me recuerdan los paraísos de agosto
En las playas de Almería. Con sus suaves alas las gaviotas
Celebraban la mar, el aire nítido, las viejas barcas
Que reposaban su lento sueño en las arenas.
Eran los días sorprendentes, días de los que traigo
El mejor rescoldo al pecho; allí fui yo niño
En presencia de los nacarados libros,
De los azules jacintos del cine de verano -paraíso
Para cuerdos y locos-, del anciano profesor de lengua,
Que repetía sin cesar: yo soy, tú eres, él es...
Aquella profesora, bellísima profesora de matemáticas,
Que conquistó la cuadratura del círculo en la finitud de las olas.
Y esa terraza condecorada con estrellas de mar y salitre,
Blanca y ocre donde escrita estaba en la calima surrealista
La conciencia de estar vivos entre el mar y la montaña.
Halo de aquella sed despierta, muchachita de ojos azules,
Con diminutos senos de amapola, y acné en el rostro, muchachita
Que vencía a las horas de la siesta cantando himnos colegiales,
Mientras yo dormía ya mi propio sueño de la soledad en la orilla
Recién poblada de algas y de trozos de madera del último naufragio.
Todo es belleza en esta hora en la que estoy más cercano al corazón,
En la que me visita la casa que dejé guardada de la noche,
Casa con vecinos y abecedarios de rojos pétalos.
Me adentro en los contornos del recuerdo alto y feliz,
Y no hay sino aromas, colores en su ausencia de niebla y despedida.

Los días de más luz donde levaba anclas aún navegan mi memoria.




Francisco Aranda Cadenas

Málaga, diciembre de 2010
Cuántos amaneceres, como en los veranos
De mi juventud, he saltado las tapias de la palabra
Para verte, porque no me bastó el verbo
Ni la fuente de luz que me habitaba,
Ni los ebrios pasos que me conducían hasta ti.

Cuántas veces me he dicho, en las horas
Lentas, que era tu voz la que me robaba el frío.

En algún sitio de ti mi voz es tuya.


Francisco Aranda Cadenas

Málaga, diciembre de 2010
FUGAZ CAMINO HACIA LA MUERTE

He aceptado serenamente mi ser precario.

Marcan el pecho los signos de la soledad y la derrota.

Confesar haber vivido desde la tibieza es un espanto.

Sólo el vacío.

Confesar haber vivido es saberse más desnudo.

Haber vivido de morir contínuamente,
Lúcido el amor se agota...
Si me reconozco más vivo no es mas
Que el fugaz camino hacia la muerte.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, diciembre de 2010

Maria Pages - Firedance

MAUVE

Me preguntarás cómo la noche contempla al día.
De entre toda una gama de colores has elegido el mauve.
En mi pecho anida una alondra desnuda que no tiene respuestas.
Qué poderosa la luz, qué poderosas las sombras. Tengo
Un largo racimo de preguntas tan extenso como el valle
De tus muslos. No hay respuestas, al menos en la raíz de mi garganta.
Tan vívida, con olor a resina vieja, la ciudad nutrida de interrogaciones
Se parece a la quemadura de mis ojos aturdidos. ¿Para qué
Consultar a los oráculos si hemos devorado a nuestros dioses
Como Saturno devoró a su hijo? Has elegido el mauve sin saber
Porqué ni cómo: horas de ayer difuntas hoy. Color mauve para tus vestidos,
Mauve para la carnación de tus labios, mauve para tus párpados,
Mauve con rostros de apelación en los pistilos. Me preguntarás
Cómo la muerte arrostra los cuerpos sudorosos, inmarcesibles en tu mente.
Te pido que elijas más colores del espectro
Porque he recordado que tu sed es como un tigre
Enjaulado y tu alma, ávida de música, un espejo donde se reflejan
Los tiempos sepia de tu memoria. Abres más tus ojos, y el humo filosófico
Se pierde entre dos nubes hinchadas que escribió febrero.
Tus manos y mis manos poco pueden hacer,
Tan siquiera hay respuestas, sólo preguntas acerca
De cómo caminar sin burdas elucubraciones al modo de los libros teologales.
Alerta como Heráclito -río mauve-, te dispones
A adentrarte en el impenetrable Logos vencida de antemano.
Me preguntarás cómo se escribe un poema y no sabré decirte
Pues no soy la musa que alienta el pulso de mi mano, mano
Por la que soy escrito sobre el papel mauve de tu carne.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, diciembre de 2010
DESPUÉS DE LLOVER LLUEVE

Después de llover
                      llueve,
Llueven palabras
Que se abrazan
A los cuerpos.
Hablan
Los transeúntes
Unos con otros
En la verdad
Sencilla de un día
De diciembre.
Cuando llueven palabras
Que el aire orquesta,
Abren el corazón
Amigos y extraños.
Oh luz de los hombres
En las entrañas
De lo cotidiano, cuando
El olor a jazmines
Abre el pecho,
Y la múltiple idea
Se arracima a los geranios,
A una ola
Que baña la ciudad
Como besándola.
Arden los sueños
Compartidos,
La música
Cercana arde
Como en una multiplicación
De panes y de peces.

Hoy no irrumpen ni la soledad,
                                      ni el miedo,
                                                 Ni tan siquiera la interperie.

Francisco Aranda Cadenas


Málaga, a 10 de diciembre de 2010
Tal vez el hombre
Se sueñe a sí mismo
Y su sueño lo nombre
En los amaneceres,
Y al abrirse nuevamente
El telón de las entrañas
Se torne claro
Y envidiado por los dioses.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 10 de diciembre de 2010
a Ma Xianglan (1548-1604), poetisa china...
                                                            

                                                               Llega ya el invierno.
                                                               ¿Adónde te enviaré un abrigo?
                                                                                     M. X.


Me he dormido bajo el almendro en flor
Después de escribir mi poema
Más preciado ¿Cuándo regresarás
De tan lejano lugar al que partiste?
Llora mi corazón la ausencia
De ti y se desprenden,
Antes de tiempo, los frutos
De los árboles... Primavera
Que hiendes los cielos, has amarrado
Al dolor mi alma y enajenado
Mis sentidos. Con tu partida
Mis ojos se han enrojecido
Y mis versos rezuman nostalgia.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 9 de diciembre de 2010
EL CAMPESINO Y LA NINFA

Al alborear el día,
Recostado sobre un campo
De magnolias, de tinta
El cielo de las manos,
La luz que besa el cuerpo
Ebrio como en una mar
De trementina, al alborear
El día con la sal aún
De los agostos en la piel,
Se alzan los puentes
Del canal por donde el río
Se remansa, y sus pies
Si rozan la hierba apenas,
Los senos
En la libertad del aire,
Su vientre de mariposas
Poblado como en las primaveras
De más luz, el unicornio
Salvaje que la observa, azul
Como una luna encinta
Por el oleaje, el pecho
Henchido de lirios,
Lisura de su pelo,
Sol de los campesinos
Al alborear el día,
La tierra que abraza
La carne, nutricia tierra
Con peonzas y con niños,
Entretanto se abre una nube
Como una granada madura,
Y caen del cielo abecedarios
Sobre el ala simple de la abeja.

Francisco Aranda Cadenas
LA MESA


Cuántas horas,
               Las horas improbables,
Comulgan con los peces,
Comulgan con los pájaros
En la ciudad dormida.
La mesa está puesta,
Y alrededor los comensales
En esas horas detenidas
Con música y con platos
Repletos de viandas.
Ebria, la tarde, se compone
De esas horas conjugadas
Donde los vasos espesos
Aguardan unos labios,
Labios de esas horas
Donde la secreta melodía
Irrumpe como la lluvia
En los primeros días
Del otoño, dulce lluvia
De esas horas extendidas
A lo largo de las vías del tren.
Los ancianos narran ciertos
Cuentos en esas horas inflamadas,
Encendidas como teas
De palabras, mientras
Se cuece el arroz con leche
Y la idea más fecunda.

Francisco Aranda Cadenas

Málaga, a 3 de diciembre de 2010